San Fermín de Amiens nació en 272 D.C. en Pompaelo, la actual Pamplona y falleció en Amiens en el año 303
Hijo de Eugenia, una dama de la nobleza, y de Firmo, un senador romano de la época. Según cuenta la leyenda toda su familia fue bautizada por San Saturnino.
El santo de Amiens fue luego educado en la fe cristiana por el Presbítero Honesto de Nimes, quien tenía como misión la evangelización en esas tierras.
San Honesto fue discípulo de San Saturnino y fue quién lo inició en el arte de la predicación para difundir las ideas del cristianismo y sumar fieles a la iglesia católica.
¿Cómo fue la vida de San Fermín?
A la edad de diecisiete años Fermín ya predicaba el evangelio y a los dieciocho fue enviado a Toulouse (Francia), donde sería ordenado sacerdote.
Fue misionero cristiano y su trayectoria lo llevó a la edad de veinticuatro años a ser el primer Obispo de Amiens en la Iglesia que él mismo mandó a construir.
En dicha Iglesia convirtió a paganos al cristianismo y dejó muchos sacerdotes como legado.
A sus treinta años comenzó un peregrinaje por tierras galas, predicando por Auvernia, Anjou y Aquitania.
Más tarde regresó a Amiens, donde trabajó incansablemente como orador de la doctrina cristiana. convirtiendo a miles de almas a la fe católica.
Es por ello que fue nombrado Obispo de Amiens.
Dicho nombramiento le valió grandes enemistades de autoridades oficiales contrarias al cristianismo, que veían en el joven Obispo y en la iglesia cristiana una competencia del poder.
¿Cómo murió San Fermín?
San Fermin fue conminado a dejar las predicaciones, cuestión a la que no accedió, por lo que fue encarcelado y tiempo después decapitado por orden del gobernador, el día 27 de septiembre del año 303.
El Santo fue encarcelado, torturado y luego decapitado. ¿Por qué? Por ser ferviente defensor de sus creencias y predicaciones.
Cuando fue obligado a desistir de su actividad de orador y predicador, prefirió la cárcel y la muerte antes que tener que tomar el camino de alejarse de la fe cristiana y la difusión de la fe católica.
La leyenda de San Fermín
La historia de San Fermín, carece de base histórica, cercana a la leyenda, no se sabe a ciencia cierta en que momento la figura del santo toma la dimensión que tiene hoy en día.
El culto a San Fermín tiene un gran fervor popular y sus fiestas son memorables.
Los Sanfermines
Las fiestas de San Fermín o Sanfermines inician el 6 de julio con el «chupinazo» en la Plaza del Ayuntamiento de la ciudad de Pamplona y se llevan a cabo durante 7 días.
La oración inicial de la fiesta invoca la protección de San Fermín y dice:
«A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro, dándonos su bendición // Entzun arren San Fermin, zu zaitugu patroi, zuzendu gure oinak, entzierro hontan otoi // ¡Viva San Fermín! // Gora San Fermin!»
Los Sanfermines se originaron en el siglo XII en la ciudad de Pamplona.
Llegaron allí, desde Amiens, unas reliquias del santo, algunos relatos dicen que fue su cabeza, en el año 1186 de la mano del Obispo Pedro de Artajona.
En esa época las fiestas eran más austeras y se combinaban con ferias de ganado y corridas de toros, esto se documenta desde el siglo XIV.
En el año 1591 se festejó la primera fiesta de San Fermín el día 7 de julio, con dos días de celebraciones.
Incluían danzas, procesiones, fiestas taurinas y obras teatrales como la “Comedia y tragedia del Bienaventurado San Fermín” que representaron los jesuitas.
A medida que los Sanfermines se hacían más festivos, la iglesia intentaba prohibir las celebraciones, para que solamente se recordara al santo de manera austera.
En el año 1684 las fiestas fueron permitidas con sus festejos completos.
La fiesta en los siglos XIX y XX
La creación de la Comparsa de los Gigantes y Cabezudos en el siglo XIX termina de moldear el carácter festivo de la liturgia de San Fermín, completando las presentaciones artísticas la presencia de circos y las ferias.
En el siglo XX se incorporan nuevos cabezudos, kilikis y zaldikos a la Corte y se improvisa e incorpora el Riau-Riau, (actualmente suspendido)
En el año 1941 se hizo por primera vez el chupinazo que es el estallido de un cohete que da inicio de las festividades.
La tradición taurina se refleja en el encierro y el encierrillo, combinando así en una misma fiesta la diversión popular y el respeto por los antepasados y las tradiciones.
La novela “Fiesta” de 1926 de Ernest Hemingway, hizo conocidas a las fiestas en todo el mundo.
Actualmente son un evento universal, a donde concurren miles de turistas cada año, fanáticos de los festejos en honor a uno de los Santos Patrono de Navarra.
El Milagro de San Fermín
La figura del Santo se presenta cubierta con un capote y a ella se encomiendan los corredores antes de cada encierro.
Quizás este sea el milagro de San Fermín, la protección a los participantes de una carrera llena de peligros y situaciones de riesgo.
Si la expresión castellana “Echar el Capote” quiere decir ayudar a quien lo necesita.
Nada más propicio para la invocación milagrosa al santo del “capotico”, cuya historia es casi una leyenda, pero cuya protección es real para miles de creyentes.
¿De quien es patrono San Fermín?
San Fermín es patrono de las ciudades de Amiens y Lesaca y comparte el patronazgo de Navarra con San Francisco Javier.
La advocación de Navarra creó un conflicto entre ferministas y javieristas.
Esta disputa la resolvió por el Papa Alejandro VII, en 1657, declarándolos a ambos como patronos del lugar.
Es además patrono de los viñateros, panaderos y boteros.
El santoral de la liturgia es el día 7 de julio.
En España el fervor popular es famoso en sus fiestas religiosas que son épicas y muy famosas, la Semana Santa en Sevilla, los Sanfermines y la fiesta de San Juan son algunas de ellas.