El salmo 137 es uno de las tantas oraciones donde el salmista invoca a Dios para que haga justicia contra sus enemigos. Se suele ver mucho de estos salmos escritos por David, aunque este no es el caso, ya que sabemos por el contexto que el escritor ha de ser uno de los sobrevivientes del cautiverio babilónico de Jerusalén. Tal como se lo mostraremos a continuación:
Salmo 137
1 Junto á los ríos de Babilonia, Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, Acordándonos de Sión.
2 Sobre los sauces en medio de ella Colgamos nuestras arpas.
3 Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
4 Cantadnos algunos de los himnos de Sión. ¿Cómo cantaremos canción de Jehová En tierra de extraños?
5 Si me olvidare de ti, oh Jerusalem, Mi diestra sea olvidada.
6 Mi lengua se pegue á mi paladar, Si de ti no me acordare; Si no ensalzare á Jerusalem Como preferente asunto de mi alegría.
7 Acuérdate, oh Jehová, de los hijos de Edom En el día de Jerusalem; Quienes decían: Arrasadla, arrasadla Hasta los cimientos.
8 Hija de Babilonia destruída, Bienaventurado el que te diere el pago De lo que tú nos hiciste.
9 Bienaventurado el que tomará y estrellará tus niños Contra las piedras.
Como bien se describió anteriormente, el salmista del 137 redactó este poderoso poema mientras se encontraba exiliado en Babilonia. Lo que conocemos como Irak a día de hoy. Aquí nos dice que se encontraba cautivo mientras otros lloraban a Sion. Lo que podemos deducir por todo lo escrito es que es un salmo de súplica, donde el creador le suplica a Dios que tome mano justa contra sus enemigos y que le han quitado la gracia de poder estar en Jerusalén. A lo largo de los salmos es común ver este tipo de escritos, una forma en que las personas ponen todo su corazón y sentimiento en la justicia de Dios. Ya que Él es grande y pondrá las cosas en su lugar. Pero eso sí, a su debido tiempo.
El salmo 137 destaca grandemente sobre los demás poemas imprecatorios conocidos, porque se centra en una experiencia muy traumática. Como la que fue el exilio de los creyentes y fieles seguidores de Dios en babilonia. Cuando estudias correctamente el salmo, notas el sufrimiento y los sentimientos de dolor que tiene una persona que seguramente sintió de primera mano la horrorosa conquista y la destrucción de Jerusalén. Muchos años atrás ante de la llegada de cristo. Mediante los versículos, este salmista describe la carga que era estar en pleno cautiverio babilónico, hasta su regreso a la tierra natal.
Cuando se ve la ciudad en ruina, el salmista indica, con apasionada intensidad, su amor profundo por Sion. Por lo que se nota que los actos ocurridos en aquellos tiempos no era más que un crudo sentimiento en las vértebras de los presentes que habían perdido la fe luego de tanto dolor y sufrimiento.
Todos los salmos han de ser cantados, con mucho dispositivo poético que los hace grandioso al oído de los presentes. Este no es la excepción y se presenta a través de imágenes desgarradoras en la que los exiliados lloran y desahogan su dolor y anhelo de justicia por parte de Dios.
Análisis del salmo 137
El salmo 137 comienza con un recuerdo melancólico del templo y la ciudad de Jerusalén. Lo que terminó en miles de cautivos israelitas que lloraban por su tierra natal. Los babilónicos le pidieron que se unieran a ellos en burla para seguir despilfarrándolos. Los israelitas cautivos se negaron a ser partícipe de tan grande burla y esto se puede notar cuando el salmista promete una completa devoción a Jerusalén y Dios. Es una fe inquebrantable a lo largo de todo el salmo, a pesar de estar cautivo y alejado de todo lo que le importa, no se deja pisotear por el dolor y sigue fiel a Dios y cada uno de sus mandatos en la tierra.
Indudablemente, otro aspecto fundamental del salmo 137 es la justicia. Ya desde el tiempo de moisés, se había establecido la justicia de ojo por ojo. Las leyes de aquellos tiempos prohibían a los vengadores castigar a un infractor más allá de lo que él había hecho. Si alguien pegaría con un golpe a otra persona, entonces tenía que recibir un castigo de acuerdo a su crimen, que no es más que otro golpe. Este es el tipo de castigo que se pide en el salmo 137, darle a los que le causan dolor al pueblo de Jerusalén el mismo castigo del crimen que están cometiendo.
Otro aspecto fundamental de este impactante salmo es que el salmista pone en manos de Dios el destino de babilonia, para que haga lo que crea correcto. Aunque no lo pide, en realidad asume que Dios hará lo correcto para exiliar a los judíos durante los asedios. El salmista no está inventando ningún castigo, ni mucho menos pide más de lo que le debe caer. El demuestra que la fe hará lo que la ley de mucho tiempo está predilecta. El ojo por ojo, donde babilonia caería y cada uno de los exiliados regresa a su casa para su posterior restauración.
Explicación del salmo 137
Versículos del 1-9
Los versículos no son más que una demostración del profundo dolor que sentían los israelitas al perder sus hogares. También al ser sometidos ante la esclavitud de los judíos en Babilonia. Vemos entre los versículos del 2-4 que los israelitas habían dejado de cantar al señor. Colgaron sus arpas en los árboles, y estaban perdiendo la fe. Pero no de Dios, sino de poder a cantar a Dios en un lugar que no era el de ellos. Ya que cuando los babilonios le preguntaron por qué habían dejado de cantar sus canciones de Sión, y los invitaban para burlarse de ellos, entonces los israelitas dijeron que no podían cantar en una tierra extraña. Esto es lo que desprende todo el salmo 137, un dolor por no poder estar ante la presencia de Dios.
Por último, en la parte final del salmo 137 lo que se espera que haya una retribución divina que medirá los problemas actuales. Es decir que el pueblo de babilonia se vaya de la tierra sagrada y los israelitas vuelvan a tener el control. El lenguaje de este versículo final puede que sea muy inquietante para la mayoría de las personas. Ya que habla de golpear niños contra las piedras. Pero en realidad habla es del destino de Babilonia una vez que Dios haga justicia.