El interesante y explicativo Salmo 5 nos enseña cómo podemos acercarnos a Dios y cómo él quiere que nos acerquemos con manos santas y corazones santos. Habla de cómo la oración debe ser un aspecto importante en nuestra vida y que debe ir acompañada con un propósito, como se muestra continuación:
Salmo 5
“1
Escucha, oh Jehová, mis palabras;
considera mi lamento.
2
Atiende a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
porque a ti oraré.
3
Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
de mañana me presentaré ante ti y esperaré.
4
Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad;
la maldad no habitará junto a ti.
5
No estarán los insensatos ante tus ojos;
aborreces a todos los obradores de iniquidad.
6
Destruirás a los que hablan mentira;
al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
7
Pero yo, por la abundancia de tu misericordia, entraré en tu casa;
con reverencia adoraré hacia tu santo templo.
8
Guíame, oh Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos;
endereza delante de mí tu camino.
9
Porque no hay sinceridad en la boca de ellos;
sus entrañas están llenas de destrucción;
sepulcro abierto es su garganta;
con su lengua lisonjean.
10
Condénalos, oh Dios;
que caigan por sus propios consejos.
Échalos fuera por la multitud de sus transgresiones,
porque se rebelaron contra ti.
11
Pero alégrense todos los que en ti confían;
den para siempre voces de júbilo, porque tú los defiendes;
y regocíjense en ti los que aman tu nombre.
12
Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
lo rodearás de benevolencia como con un escudo.”
El salmo 5 es una oración en sí, un discurso solemne a Dios en el que el salmista se afligió de la malicia de sus enemigos. David es un maravilloso ejemplo de un hombre de oración, que confió siempre en la palabra de Dios y que fue recompensado por su fe. Cada uno de sus súplicas al Señor fueron de manera regular, sistemática, ordenada y fiel, con la expectativa de que este respondiera a su llamado.
Mañana tras mañana dirigió sus pensamientos al Señor y alzó su voz en oración y alabanza. La recompensa fue la misericordia de Dios por los siglos de los siglos, ya que grande es su fidelidad. Lo que podemos notar a través de las estrofas del hermoso salmo 5 es cómo un hombre busca a través de la oración la gracia de su padre, con un propósito en específico y ser bendecido.
El salmo 5 también nos enseña que la oración es una forma honesta de encontrarnos con Dios, y él con nosotros. Tal como sucedía con David, lo hacía de corazón, no como sucede con algunas personas que lo hacen como una alternativa maliciosa de que Dios los recompense sin antes mostrar devoción verdadera. La oración debe hacerse bien o no será escuchada. El Señor escucha a los corazones sinceros, que usan la oración para encontrar un sendero de paz y la bendición por el resto de sus vidas.
Significado del salmo 5
El significado del salmo 5 radica en cómo la oración es la manera en que Dios escuche nuestra voz y gritos de ayuda. Él escuchará nuestras súplicas y peticiones, dando respuesta a lo que pedimos, pero solo si se hace de manera sincera. David cada mañana buscaba a Dios y este lo regocijaba en fidelidad.
El salmo 5 también se puede percibir como una enseñanza de cómo se debe establecer el canal de comunicación entre Dios y la persona. Con demasiada frecuencia tenemos una percepción de cómo Dios responderá nuestras oraciones y cuándo nuestras peticiones deben ser respondidas, pero los caminos no suelen ser los nuestros. Quizás porque los tiempos no coincidan con nuestra ansiosa expectativas, sino con el suyo.
A través del salmo 5 podemos ver las características que Dios desea que tengamos cuando nos queremos acercar a él en oración. Sin mostrar una actitud impertinente y mucho menos chantajista a través de las súplicas de abandono. La oración es una ocurrencia tardía o simplemente un ritual alrededor de una mesa. Pero para poder entrar en presencia de Dios, y poner nuestra petición en sus manos, hay unos requisitos que Él exige.
Análisis de los versículos del Salmo 5
Versículo del 1-2. El versículo es una muestra del clamor y el deseo de buscar la bendición de Dios a través del lamento. A veces nuestras oraciones pueden ser un poco fuera de tono, sin ningún contenido verdadero, por lo que hay que tener presente que el Señor solo contesta las oraciones verdaderas e importantes para nosotros.
Versículo del 3-6. David presenta sus oraciones en la mañana, o lo que se podría traducir como cada día. Es una muestra de la perseverancia que tiene el salmista en relación con las súplicas hacia Dios. Lección importante para muchas personas que creen que con solo pedirlo una vez bastará para ser escuchado. No, primero hay que mostrar un interés sincero de recibir la respuesta divina del Señor Todopoderoso.
En la segunda parte de estos interesantes versículos, se demuestra cómo algunos luego de haber sido atendidos en respuesta divina, siguen cometiendo el mal. Tenga en cuenta que a Dios no le gusta las oraciones que deseen el mal a otros, ni muchos menos violencia de por medio. Es bueno, pero justo, aquellas oraciones que no sean de sincera verdad y alegría, no serán escuchadas. Lo único que verán son las consecuencias.
Versículo del 7-8. En estos dos versículos se establecen la base para orar de manera correcta. Si se hace bien y se recibe una respuesta, la voluntad de Dios será que puedas vencer a los malos. Pero no se debe caer en el engaño que, si lo haces una vez, luego pecas, podrás buscar el perdón del Señor como si nada.
La gracia de ser renovados y fortalecidos es que no volvamos a cometer los mismos errores. Otra parte importante de los versículos es que debemos desear lo que Dios desee, dándole al Señor el lugar que merece, que no es más que el templo Santo.
Versículo 9-10. El nueve nos habla de la mentira y el engaño de las personas que son tus enemigos, por lo que no te debes dejar seducir por ellos. Sin embargo, el mal no aparece solo en forma de malas palabras, hay quienes parecen educados pero su corazón alberga maldad.
Versículo 11-12. El salmo cierra finalmente con una bendición para todas las personas que atreven a dejar entrar a Dios en sus corazones. A los que de verdad quieren hacer el bien y obedecer las leyes del Señor. No son malas o buenas, son justas y deben cumplirse. También expresa que el señor quiere bendecirte y darte amor, pero también que lo busques y no te alejes de la bondad que te espera.